Antes de llegar a la hoguera, se encontró con su esposa y sus niños, quienes le rogaron que se retractara y volviera con ellos; pero él contestó: --Mi familia es tan preciosa para mí que todas las riquezas del Duque no podrían comprarla; pero de ella me separo por el profundo amor que tengo a Dios.
El teólogo le preguntó: --¿Verdaderamente cree en Dios tan profundamente como ha dicho? –Sería muy difícil ir a una muerte tan terrible si no tuviera esta fe.
Un sacerdote ofreció decir misa por él después de su muerte, y Jorge replicó: --Orad por mí ahora: que Dios me dé paciencia, humildad y fe, porque después de la muerte no necesito oraciones.
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