jueves, 6 de mayo de 2010

Somos las manos del Divino Alfarero


Existe un gran peligro que enfrentamos al pastorear, liderar, enseñar o aconsejar personas.
Todos decimos que lo que enseñamos es la Biblia. Todos decimos que no hablamos de nosotros mismos, sino de Dios.

Pero al sincerarnos... ¿es de verdad así?...

El gran llamado del cristiano es a ser formado a la imagen de Cristo.
Pero.... cuan triste es darnos cuenta que en muchos casos nosotros hemos formado a Dios a nuestra imagen y semejanza, en vez de que él nos haga a SU imagen...
¡Qué triste!...

Por lo que al pastorear, aconsejar o lo que sea que hagas, formamos a la gente conforme al dios que nosotros mismos hemos esculpido.... Un dios a nuestra imagen y semejanza....

Si tienes un carácter fuerte, usaras todos los pasajes bíblicos que reflejen tu propio carácter, y dirás que Dios es así.
Si eres tranquilo, usarás otra montaña de versículos para enseñarlo como una dulce paloma.
Recuerdo que hace un tiempo le pregunté a alguien cómo se imaginaba a Jesús viviendo hoy en día. Esta persona, la cual es realmente muy tranquila, me dijo que se lo imaginaba muy manso y dulce siendo el portero de la Iglesia. Recibiendo a la gente en la puerta y sonriendo sin hablar mucho.
Ja.... El lo que estaba haciendo era formar a Cristo a SU imagen y semejanza....

Hace muchos años estaba comenzando a discipular a un joven que estaba atado a la cocaína. El, en una de las primeras conversaciones que tuvimos, me dijo que estaba seguro que Jesús tomaba algún tipo de estimulante y que esa era la causa de su verborragia o denuedo al hablar.

¡Cuanto necesitamos postrarnos a los pies de Jesús como María para oír y ver al Maestro, y así conocerle como realmente es! (Lucas 10:38-42).

¡Cuanto necesitamos arrepentirnos por el seguir a otro dios: el dios que nos hemos formado conforme a nuestro carácter y conducta!
¡Debemos reconocer que esto es idolatría y no tiene nada que ver con seguir a Cristo!.

¿Qué es seguir a Cristo?
Es contemplarle tal cual es y vivir en la práctica conforme a lo que hemos visto y oído en él...

No estoy hablando solo de orar y leer la Palabra. Esas son sus lecciones orales y leídas. Sino que este glorioso Maestro también enseña con lecciones prácticas. Ante la crítica, el desprecio, la posibilidad de pensar en nuestro propio bien o el de los demás, la gloria de este mundo, en el trabajo, con nuestra/o esposa/o, hijos, hermanos, etc, etc...
Allí su amor, humildad, gozo, santidad, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza, etc, etc... se hace nuestra forma de vivir...
Allí él nos dice: "Lo que has visto en mí, ahora haz tú lo mismo con esta persona".

Y luego de eso, recién ahí, podemos formar a otros a esa misma imagen.

Como ministros de Dios (sea lo que sea que Dios te haya encomendado) somos parte del cuerpo de Cristo. Y al formar a otros, somos las manos del Divino Alfarero.
Podemos moldear a los demás a la imagen del dios que hemos formado a nuestra imagen y semejanza. O podemos moldear a otros a la imagen de Cristo.
Es realmente GRAVE, SERIO.... pero tenemos las dos posibilidades.
En cada predicación, cada enseñanza, cada consejo, cada canción, cada palabra, estamos moldeando a otros.

La pregunta es: ¿Conforme a qué Dios?

Para saberlo, necesitas otra pregunta que solo será útil si utilizas sinceridad extrema: ¿Estás postrándote a los pies del precioso Maestro cada día como María a contemplarle y aprender de él, y esto es lo que aplicas en tu propia vida?
Si no, estás en graves problemas. Tanto por ti, como por los que son influenciados por ti.
Si tu respuesta es que sí, sé fiel en tu tarea de ser las manos del Divino Alfarero, para que las huellas que se vean en la masa de barro no sean las tuyas, sino las de aquel que dijo: "Aprended de mí" (Mateo 11:29).

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